Un dolor,
Un pequeño olvido,
Sin palabras,
Perdido en la mudez de mis letargos,
Por unos rojizos labios.
Una pequeña aguja punzando sobre el pecho,
Y una nota que me recuerda lo que soy,
Un pensamiento libre
Y a la vez esclavo de tus ojos,
Esclavos de tus imágenes,
De tus caricias,
Un olvido en tus desdichas.
Y comienzan mis desgracias,
Inician los ¿por qué?
Los ¿cuándo?
Los a mí,
No olvido el pasado y sin embargo
Existe algo en mi interior,
Que sin saber,
Repite esas preguntas,
Esas acciones,
Y me destruyen.
Y recuerdo el quien soy,
Lo que soy,
Recuerdo mi mudez,
Ese silencio entre tensa calma,
Y despierta,
Y explota este pecho hinchado
Por un corazón que no desea hablar,
Y estalla en su interior,
Con esas salinas aguas
Que bien recuerda a cada día,
Con esas salinas gotas que se cansó de contar un día.
Y este día acepta que se perdió de nuevo,
Que se encuentra en duelo,
Que se duele de nuevo,
Que quiere olvidar otra vez
Antes de empezar,
Y cambiar el tiempo,
Y volver atrás, unos segundos antes del presente,
Unos minutos antes del ayer,
Y perderme en estos brazos del presente,
Esos brazos que olvidaré de una buena vez,
Y en la negrura de la noche,
Perderme entre las estrellas,
Entre los destellos flameantes de los campos,
Entre la mirada de la luna,
En el brillo de las almas retiradas
De estas retinas endulzadas con su luz.
Y es solo eso,
Tal y como lo dicta mi conciencia,
Perderme en el olvido,
Entre la razón,
Entre la locura,
Entre la memoria de la cima del será.
miércoles, 15 de octubre de 2008
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