
Yo soy el miedo residente en tu corazón,
Habitante de las profundidades de tu ser,
Esperando, acechando,
Para resurgir poco a poco de entre tus entrañas,
Buscando una salida,
A través de tus acciones, de tus palabras,
De tu verbo.
Aprisionado por tu vida,
Sometido a tú voluntad,
Dejé de ser quien era,
Para ser uno contigo.
Dices que soy el miedo
Cuando lo que realmente temes,
Es a ti,
Dices de mí infinidad de incoherencias,
Como si no me conocieras,
Finges una verborrea
De proyecciones impetuosas,
Sin saber cuando parar,
Temes de mí y temes del mundo,
Al dolor y a la misma soledad,
Esa soledad que te embarga,
Que te funde poco a poco,
Licuando tu materia,
Y volviéndote ufana a mi existencia.
Solo soy tus miedos reflejados,
Tus miedos proyectados,
Provenientes del interior de tu ser,
Transformado en tus miedos,
Por las mismas acciones de tu mente.
Por que sabes bien,
Y yo lo sé también,
Que existimos el uno por el otro.
Miedo...
En eso tienes razón,
Yo soy el miedo,
El mismo creado por rechazos y amores fallidos,
Yo soy el miedo,
Miedo perteneciente a vidas pasadas
Y a la proyección de tus temores.
Y soy, sin embargo,
Aquél que tanto te ama,
El mismo que vive atado a tu existencia,
Pendiente de tu vida
Y de tu destino,
Pendiente de tu amor
Y olvidado del suyo mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario